Hace un tiempo me tocó asistir a la inauguración de una
tienda de decoración, a la cual fueron invitados, para resumirlo, dos grupos de
personas: posibles clientes, gente de clase alta o un poco más; y un grupo
pequeño de personas que tuvimos algo que ver con la construcción de la tienda,
todos obviamente, de la base de la pirámide, e incluso de los drenajes de la
misma.
No habían pasado 10 minutos desde nuestra llegada al evento
y los básicos ya estábamos agrupados en una esquina del sitio hablando entre
nosotros. Algo incómodos por haber desempolvado el pantalón y los zapatos del
matrimonio, nuestro primer instinto fue aglutinarnos en una esquina como si nos
fueran a capturar por algo. Imagino que desde fuera se oía nuestra conversación
como un concierto para delinquir.
Los clientes potenciales de la tienda se movían con soltura
por todos los espacios con una copa de vino en la mano y se relacionaban entre
ellos de manera natural, el típico murmullo de coctel con una música de piano
se oía en el fondo.
Y en esto concluyo una cosa: los pobres venimos totalmente
programados para formar guetos ruidosos con alta densidad de población, y con
apariencia de conspiradores.
Cualquiera puede sugerir que entonces si no quiere pasar por
pobre muévase del gueto a otro sitio. No funciona. Yo lo intenté, me moví a
otro sitio y a los 5 minutos el gueto se había movido a donde yo estaba. Primero
arrimó un amigo y me dijo: ”¿y usted a que se vino acá?” y se puso a hablar
conmigo, luego el siguiente arrimó: ”¿y ustedes de que hablan?” . Del cuarto en
adelante todos dijeron “ ¿andan escondidos acá no?“. Mire en una ciudad, cuando
un pobre se muda de barrio por creerse de mejor familia, muy pronto varios de
sus vecinos se mudarán a su lado en la nueva sede del gueto.
El caso más dramático de todos fue el de las fotos. Un
fotógrafo de sociales de un periódico local asistió a la inauguración y
recorrió toda la tienda fotografiando a los asistentes para sacar a final dos o
tres fotos que se publicarían del evento. Cuando llegó al gueto a tomarnos una
foto lo primero que hicimos fue amontonarnos y poner los brazos en los hombros
del vecino. Error. Así no se sale en las fotos sociales.
El fotógrafo nos dijo: “sepárense, no se abracen, no se
amontonen, sonrían levemente”. Luego: “no se hagan tan lejos, no pongan cara de
serios, usted no se acuclille “. Luego de un largo rato logró tomar una foto
que con toda seguridad borró apenas salió del gueto.
Fuera del gueto los otros asistentes se juntaban naturalmente
y cumplían todas las reglas planteadas por el fotógrafo sin tener que explicárselas.
Cada foto duraba máximo medio minuto, en lugar de los diez que duró la
malograda foto del gueto.
Mi teoría es que los pobres venimos programados para tres
tipos de fotos, que a su vez se separan en dos grupos diferentemente
influenciados: con y sin influencia del reggaeton. Si la foto lleva influencia
del reggaeton es igual que la otra, pero todo mundo usa cachuchas mal
instaladas en la cabeza, gafas chinas que quieren ser Ray Ban, y tiene actitud
de atracador de esquina marginal, que muestra su mano empuñada con dos dedos
levantados imagino que invocando al maligno.
La foto de montonera o de equipo de futbol. En lugar de que
el fotógrafo se corra hacia atrás la gente opta por amontonarse y normalmente
las cabezas de los del gueto se inclinan hacia un lado, para que si no sale la
barriga al menos salga la cara del paciente.
La foto legal: cárcel o cedula. Uno queda con cara de puto.
No vale si es bonito o feo, uno queda como si fuera una huella digital con
ojos. Mira absorto, con cara de drogo y con un gesto del que quiere matar a la
suegra con un mal de ojo.
La foto individual o coqueta. También se separa con y sin
reggaetón. Pero en general se trata de una foto muy improvisada en la que salen
de fondo las señas de su estrato socio económico (cortinas, tendederos, paredes
en obra negra, o en el mejor de los casos el gobelino de los perros jugando
póker). Esta foto tiene por objeto seducir a alguien, con una pose que incita
el deseo.
La pobreza en esto se parece a una adicción: inicia por la
negación. Hágase estas preguntas:
·
¿Usted ha arreglado las extensiones de navidad
del año pasado con bombillos que saca de otras extensiones, hasta lograr una
extensión frankestein que alumbra con estertores arrítmicos?
·
¿Usted ha hecho o vio hacer bolas de jabón azul
que se guardan para cosas como lavar traperos?
·
¿Tiene una bolsa que como una nave nodriza
guarda otras bolsas adentro, que a su vez guarda más bolsas adentro, que sirven
para evitar comprar bolsas para la basura?
·
¿Uso ropa de sus hermanos o primos cuando era pequeño? ¿aun la usa hoy?
Si su respuesta es si, le garantizo que usted tiene fotos de los estilos
arriba mencionados en su álbum. Búsquelas, no se avergüence, hace poco leí que
si uno no logra encontrar en su familia a una sola oveja negra lo más probable
es que uno sea la oveja negra de la familia.
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