Desconfió de los astrólogos, médiums y adivinos. Y si hay
casos inexplicables que me hagan dudar no quiero saber de ellos y me enojo con
el que me los cuente. Ya me cuesta trabajo lidiar con lo normal, como para encima
de todo sumarle lo paranormal. Mi única neurona está a reventar tratando de sobrevivir
la realidad, como para que ahora me vengan a decir que hay más realidades.
Hace unos años un tío compró un gato hidráulico marca Snap
On que cargaba en su carro y que le había costado una pequeña fortuna. Nunca lo
vi usarlo, pero si lo sacó muchas veces del baúl para enseñarnos la calidad del
aparato en mención. En una ocasión le abrieron el baúl y un ladrón se le llevó
el flamante gato. Mi tio, por supuesto, empezó una campaña para recuperar su
gato: averiguó en el barrio, con los malandros de confianza, con la policía,
con los talleres… y nada parecía funcionar. Alguien le recomendó que fuera a
una consulta con la bruja del pueblo, la Vieja Cecilia, aunque reacio, decidió
asistir pues ese gato bien valía la pena.
Tras pagar una cifra apreciable de dinero entró en un salón oscuro con una bola
que cambiaba de colores encima de la mesa. El recinto olía a diferentes hierbas
en sahumerio y las paredes estaban llenas de imágenes de diversos santos, algunos
conocidos y otros no tanto. Incluso le pareció ver un transformer en la multitud
de figuras. La voz chillona de una señora mayor le dijo: “¿hermano, que te trae
por aquí?”. Mi tío le explicó que tenía un gato al que le tenía mucho aprecio y
que alguien abrió el carro y se lo robó, y que acudía a ella para recuperarlo. La
bruja Cecilia, con un trapo de colores en la cabeza, le hizo desnudarse y untarse
un líquido amarillo que le ayudaría a sacar las malas energías, luego le pasó
un tabaco entelerido del cual debía fumar solo tres chupones, mirando cada vez
hacia una pared distinta. Le pasó el tabaco y la bruja Cecilia empezó a rezar
entre dientes una oración extraña con palabras parecidas a las del Wuaka Wuaka.
Se quedó mirándole fijamente a los ojos y le dijo: “alguien le desea el mal,
debemos hacer varias sesiones para alejar esa maldad de su camino”. Volvió a susurrar “Tsamina mina, eh eh, waka
waka, eh eh Tsamina mina, zangaléwa” y luego con voz profunda le dijo: “siento mucho
decirle esto, pero el que se llevó su gato lo mató envenenándolo y con el cadáver harán un entierro ”. Mi tio salió
semi empeloto, se subió en su carro y se largó, para luego descubrir que donde
la bruja le habían robado la llanta de repuesto y otro gato que había comprado
para reemplazar el robado.
Debido a esto mi contacto con lo paranormal quedó
clausurado. Tal vez lo único que me permito es leer los horóscopos. Los
horóscopos y el arroz chino tienen algo en común: están llenos de basura, y lo
peor, como diría Helenita, es que así los amo yo.
Leo horóscopos muy de seguido, y no les creo, pero tengo que
confesar que en épocas difíciles las pendejadas que dicen me resultaron
reconfortantes. Si nos atenemos a la calidad de la estadística de Calle 13
cuando dice que en este mundo hay seis mil millones de habitantes, quiere decir
que hay al menos 500 millones que tienen en común su signo, así que el que hace
un horóscopo tiene la responsabilidad de decir algo que le calce a doce veces la población de Colombia. Por eso
toca decir cosas evidentes.
Por ejemplo: “No te excedas con las grasas, le
harán mal a tu salud”, alguien lo lee y dice “mierda, yo que iba a comer
fritanga hoy!!!! Esto si es exacto!” otro lo leerá y dirá: “uff si ve! debo
dejar de fornicarme a la gordita de la esquina”
Estos son ejemplos del día de hoy:
- En el sector profesional, el Tarot le recomienda tener cuidado en sus proyectos personales y evitar que sus colegas quieran apropiarse de sus buenas ideas. Evite las comidas demasiado condimentadas, porque puede sufrir de dolencias estomacales. Meditar es una buena opción para gozar de una excelente salud.
O que tal este:
- No te dejes influenciar por aquellas personas que solo hablan de enfermedades y problemas de dinero. Te acabarían transmitiendo su pesimismo. Disfruta de la vida con tus allegados.
O este:
- Deberías prestar más atención a tu entorno, porque es posible que alguien a quien quieres necesite tu ayuda, pero quizá no quiera pedírtela.
Sonsos. Esto le pasa a cualquier Colombiano: trabaja con envidiosos,
los condimentos le dan eructadera y diarrea, le toca meditar pues no hay para
ir a cine, y está rodeado de vaciados igual que él indecisos acerca de pedirle
un préstamo.
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