lunes, 28 de abril de 2014

En defensa de los inodoros viejos


Confieso que no me gustan los inodoros actuales, me disgusta la gran cantidad de vueltas y de opciones para hacer su simple función. Ahora los inodoros vienen con dos o tres botones y uno debe estar capacitado para saber cual botón hundir de acuerdo a la magnitud de lo evacuado. Se supone que esto es para ahorrar agua, pero la verdad es que terminamos hundiendo varias veces varios botones, de manera desesperada para lograr que las cosas funcionen adecuadamente. Esto lo validé en una pequeña encuesta a boca de urna, si cabe el término, en la cual queda claro que a todos nos pasa.

No me gusta su demagogia, las vueltas y vueltas que dan para al final llevarse sólo una fracción de su carga y dejarlo a uno esperando a que se llene su tanque para volver a oprimir alguno de sus botones plateados.

Le reconozco a los inodoros actuales lo estético: son elementos de exhibición, en muchos casos uno invita a los amigos a que conozcan "el baño tan bonito que acabo de poner en la casa" y allí en inodoro con botones y con formas de sofá  es el especialista de la noche. Son tan lindos que a uno a veces le provoca comprar una bacinilla para hacer sus cosas en lugar de perturbar la belleza de su inodoro nuevo. Incluso ya uno tiene que comprar, junto con el inodoro, una canastilla para arrojar allí los papeles sucios, pues se puede descomponer la lumbrera de inodoro nuevo.

Nada como la humildad y desempeño serio de los inodoros viejos, como los que había en la casa de los abuelos de uno. Una simple palanca que uno giraba y automáticamente se abría un agujero negro en el fondo que de un solo jalón era capaz de llevarse hasta al kraken. No habia casi vueltas, máximo dos, pero lo que si había era una especie de vacío que incluso alcanzaba a generar una corriente de aire en el sitio. Si eras el contenido a evacuar supongo que sentías que un abismo se abría a tus pies y una conexión directa con el averno te llevaba a un sitio del cual no volverías mas....

Instrucciones: ninguna. Efectividad de evacuación 100% Incluso para niños muy pequeños se sugería que no bajaran la palanca mientras estuvieran sentados pues podría llevárselos. A los inodoros viejos nada los detenía, incluso teniendo en cuenta que el papel higiénico de antes era más o menos como un periódico antes de imprimir... nada!, no les interesaba, lo que se iba allá no volvía nunca más.}
Les reconozco que eran feos, muy feos. Existían unos colores que solo he visto en los inodoros viejos: un verde menta como desvanecido, al igual que un azul aguamarina. Las tapas y los aros móviles parecían de concreto: pesaban un infierno, pero nunca de desajustaban de su posición inicial.Y al final su imagen no interesaba, pues nadie iba para verlos o admirarlos. La mamá de uno, con el apoyo de alguna tía solterona tejía carpetas de lana que se ponían sobre la tapa del tanque, sobre la tapa que pesaba un infierno y un tapetico justo a los pies del inodoro. En estas condiciones el pobre inodoro viejo quedaba disfrazado de French Poodle  y aun así hacían su trabajo con dignidad y precisión.

Trabajaban incluso descuartizados: ¿quien no vio en casa de algún  amigo o en un sitio publico un inodoro viejo al que se le había caído la palanca y le ponían una cuerda para halar?.. sin tapa del tanque (algunos les ponían una tabla de madera) y sin aros.... ¿y como funcionaban? bien... igual de bien e incluso mejor, por que en el alma del inodoro viejo estaba el demostrar que podía, incluso seriamente amputado. Los inodoros nuevos en cambio dejan de funcionar incluso si se cae el wi-fi

Nada más triste que ver la escena de remoción del inodoro viejo: cuesta un trabajo enorme desprenderlo, como  si tuviera cimientos, y cuando al fin es retirado sale con un pedazo enorme del piso al cual estaba aferrado... pues aún después de alcanzar su ancianidad los inodoros viejos se aferran a su labor.

Danos señor la humildad y fortaleza de un inodoro viejo

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