lunes, 28 de abril de 2014

A la casa (caza?) de Paco el gato

Hace un tiempo una amiga me buscó para una oferta que parecía maravillosa. me dijo: " .. fíjate que tengo la casa de la 30 vacía y quiero que tú la alquiles, pero con una condición especial...". Dado que la casa en mención era la casa de mis sueños para ese momento el asunto me sonó de inmediato: ¡Claro! ¿cual condición especial?

"..Es una bobada, yo me voy para Estados Unidos y demoro un tiempito en volver, y conmigo vive mi gato, Paco, y necesito que lo cuides y lo alimentes y lo lleves al médico. Todo eso lo descuentas del alquiler, y además de eso te dejo la casa en $xxxxxx". Era una súper oferta, la casa que necesitaba, en el sitio correcto, del tamaño adecuado, y lo único que tenía que hacer era cuidar un animalito de dos kilos de peso.... Obvio: Acepté.

LECCION APRENDIDA: La frase ".. es una bobada.." en boca de una mujer siempre terminará mal para cualquier hombre. Tenga la plena seguridad que va a terminar casado, despinchando un carro o destapando un inodoro en el mejor de los casos. Esta frase NUNCA antecede a ninguna situación positiva.  

El gato de la foto no es Paco, pero podría serlo porque son muy parecidos...un pequeño felino gris con cara de Yo no fui y que en apariencia se dedicaba principalmente a dormir y a ronronear. Dado que la casa de la oferta era de esas casas gigantes con patio y arboles al fondo, el pequeño gatito no se iba a ver nunca en la vida.

Mi cuarto, obviamente era el que tenía ventana al patio y desde allí se veía el árbol y unas matas que crecían si que nadie las cuidara realmente.

Por alguna razón que desconozco mi relación con Paco pasó de una simple indiferencia, con obligaciones alimenticias, a un odio espantoso. En tal caso parecía estar ejecutando un plan diabólico en mi contra que buscaba aburrirme y dejarle la casa a él solo. Cosa que no iba a lograr, pues nada más difícil que desalojar un colombiano de una casa barata.

El infame y peludo gato se paraba a maullar en mi ventana a las dos de la mañana, religiosamente cada noche que vivió conmigo, y yo salía de mi cama enfurecido a tratar de atinarle con lo primero que hallaba a mi alcance, que normalmente era un zapato. Nunca le atiné, sobra decirlo. Y adicionalmente, después del intento de zapatazo, el infame gato volvía  maullar hasta que yo me dormía ya vencido por el cansancio y por el desgate de arrearle la madre durante una hora o más....

La fase 2 del plan de Paco incluyó orinarse en mi cuarto. Entonces dos o tres veces por semana llegaba a acostarme y me recibía un vaho de orín de gato que haría vomitar a una mosca, y a mi me tocaba, cansado y todo, ponerme a limpiar el cuarto con algún químico que eliminara ese olor. Y créanme, no es nada fácil eliminar ese olor de orín de gato!!! Aquellas personas que expresan su admiración por la costumbre de los gatos de tapar sus heces, deberían entender que si uno hiciera cosas que olieran así de feo también saldría a botarlas en un hueco y taparlas con tierra!!

La fase 3 de la campaña para echarme de su vivienda ya se metió con lo más sagrado: mi comida. El infeliz del Paco se comenzó a subir a los cajones de la cocina y empezó a comerse las galletas, el pan para el desayuno y cualquier cosa que fuera para mi.

Nunca Paco le hizo a nadie más de mi familia daño alguno. Nunca trasnocho a otros, nunca se le comió las tostadas del otro día, nunca se le orinó en la almohada a nadie más.... sólo a mi. De hecho con las demás personas de la familia era un lindo gatito, como diría Piolín....el resto de mi familia me acusaba de perseguir injustamente al gato que era "semejante animalito tan hermoso" en palabras de mi hermana.

La fase 4 fue la tortura psicológica. Los maullidos de fase 1 fueron reemplazados por los maullidos, en el mismo patio, resultantes de sus aventuras sexuales con una gata negra vecina de nosotros. Ahora con una gata novia como aliada, Paco se dedicó a fornicar en el árbol frente a mi ventana, y a dedicarme los maullidos fruto de su calentura. Aunque tengo que declarar mi admiración por los logros sexuales del infame del Paco, la verdad es que esto ya no aguantaba más, o eso pensaba yo.

La fase 5 fue lo peor. Ocurrió cuatro meses antes de la llegada de mi amiga de Estados Unidos. Paco desapareció!!!! No se volvió a saber nada de él, no más maullidos, no más malos olores en mi cuarto, no mas fornicio enfrente de mis castos ojos, no más robo de provisiones.....no más.... que alivio, que dicha, al fin Dios que es grande y todo lo ve, incluso a los gatos de mala calaña, decidió quitarme este karma.

Mi amiga me llamaba con alguna frecuencia y me preguntaba por Paco, yo le decía que estaba bien, muy juicioso, que tenía una salud envidiable, que era muy entendido. Para no despertar sospechas siempre desconté el monto de su alimentación y su servicio médico.....

Pero todo eso se volvió terrorífico cuando me llamó y me dijo: " en un mes llego y voy a recoger a Paco para hacerle papeles y traérmelo para acá..." 

Ahí fue Troya. Comencé una búsqueda exhaustiva (como dice la policia) del infame gato. Interrogué a los dueños de la gata negra, busqué en todas las casas que rodeaban la mía, salí a media noche a dar vueltas en el carro por le vecindario para ver si veía al cochino gato gris... Y nada....ofrecí recompensa a una red de informantes de entre 6 y 10 años para aquel que me llegara con Paco. Y de hecho me trajeron varios gatos, incluyendo la gata negra fornicadora, un gato café con cara de consumidor de alucinógenos, e incluso un gato sospechosamente maquillado de gris. Pero de Paco nada!!!!

Y faltando sólo una semana Paco coronó su plan: apareció flaco, tal vez con la mitad de su peso, con una herida profunda en la nuca, con arañazos por todos lados, cojeando. Si Paco hablara seguramente habría llegando tartamudo. Simplemente se apareció en el patio y arrancó a llorar.

En una semana me tocaba:

  • Engordar al gato al menos un kilo, lo cual es muy difícil en algo que debe pesar dos kilos.
  • Remendar sus heridas y hacer que cicatricen y que el pelo gris crezca y las tape 
  • Hacerle ortopedia a su cojera
  • Todo esto de mi bolsillo, pues mal podría descontar eso del alquiler cuando según mis historias el gato estaba en "optimas condiciones".

El gato mejoró mucho. Para cuando mi amiga llegó por su gato, este ya no parecía masacrado por dos Pitbull, sólo parecía un gato desnutrido y cojo con heridas mal curadas....Apenas Paco vio a mi amiga saltó a sus brazos y cuando yo me acercaba temblaba y se ocultaba tras sus piernas, como diciendo "cuídame de ese gordo hijo de xxxxx"

Que más puedo decir... mi amiga ya no es mi amiga, me pidieron la casa, y desarrollé un odio por todos los gatos. Y poco antes de irse Paco se orinó en mi colchón por última vez.

Los que se inventaron la imagen de la bruja acompañada de un gato tenían, sin lugar a dudas, razón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario